Mindfulness alternativa oficial a los opiáceos

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‘Mindfulness’, alternativa ‘oficial’ a los opiáceos

El CDC estadounidense lo recomienda por primera vez
Daniel C. Cherkin, de la Universidad de Washington (Seattle).
Domingo, 29 de mayo de 2016, a las 11:10

La práctica de la atención plena, más conocida como mindfulness, está a un paso de incluirse en las guías de tratamiento del dolor más reputadas del mundo. Por el momento, el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) lo reconoce como alternativa recomendable al tratamiento farmacológico y con opiáceos del dolor.

Algo muy significativo si se repara en la reticencia de la comunidad científica a dar por válida una estrategia terapéutica que se aleja de patrón clásico de la Medicina occidental y se inspira en prácticas de control físico y mental vinculadas a la meditación budista y el yoga, entre otras tradiciones milenarias.

Ahora, dos artículos publicados en JAMA, la revista de la Asociación Médica Americana, en marzo y en mayo de este año avalan, respectivamente, la eficacia del mindfulness en el dolor crónico de espalda y la recomendación de la CDC para incluirlo como alternativa a la guía farmacoterapéutica de referencia en Medicina para el tratamiento del dolor en todas sus variantes.

Se trata de la primera vez que la comunidad médica se plantea incluir la reducción del estrés basada en el mindfulness (MBSR, por sus siglas en inglés) en sus guías de referencia para el abordaje del dolor desde que su fundador, el médico estadounidense de la Universidad de Massachusetts John Kabat-Zinn, publicó en 1998 el primer estudio científico que prueba su validez en enfermos con psoriasis.

342 adultos con dolor crónico de espalda

En cuanto a la investigación de JAMA, cuyo primer firmante es Daniel C. Cherkin, de la Universidad de Washington (Seattle), parte de 342 pacientes con dolor crónico de espalda divididos, a su vez, en tres grupos a los que se trata con MBSR, terapia cognitivo-conductual clásica o bien por medio de aquellos cuidados no farmacológicos que, por su cuenta, estuvieran recibiendo.

El estudio somete a ocho sesiones de partida a todos los pacientes a razón de dos horas a la semana de esas prácticas, y concluye que existe una clara mejoría terapéutica superior en los grupos tratados conmindfulness y, también, con el tratamiento cognitivo-conductual, hasta el punto de que no se aprecian diferencias significativas de eficacia frente al dolor entre estos dos métodos.

Pero ambos sí demuestran, con resultados, su utilidad frente a los otros tipos de cuidados no basados en los medicamentos. Y eso resulta suficiente para que los científicos den la bienvenida a su colectivo a los partidarios del mindfulness, con la obligada advertencia de que habrá que indagar en su repercusión real en el paciente con más investigaciones.

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